lunes, 3 de marzo de 2025

LA PEDAGOGÍA VACUNADA

        En el siglo XVII el teólogo Juan Amos Comenio creó la didáctica, disciplina de la Educación definida como arte de la enseñanza. Con el advenimiento de los Estados-nación la educación se fue volviendo científica, y la didáctica comenzó una transmutación de su definición a ciencia de la enseñanza. Esta distinción de lo artesanal y lo científico no debe considerarse una superación por cuanto las dos definiciones subsisten hasta la fecha. Se puede decir que hay dos perspectivas en cuanto a la didáctica y la educación: la primera la considera un arte mientras que la segunda una ciencia.

Existe un elemento involucrado en ambas perspectivas que no siempre es explícito: el poder. La Didáctica de Comenio abordaba el qué se enseña, cómo se enseña, con qué, para qué, etcétera; y el qué se enseña se catalogaba como currículo. Quien decidía todos estos aspectos de la enseñanza era el docente. Actualmente las educaciones libertarias, la Escuela Activa y la Educación Popular, por nombrar unas pocas, conservan esta idea. Para este tipo de prácticas el docente es un artista que conecta con los educandos y el contexto, y a partir de ese encuentro va creando currículo junto a ellos, en síntesis el poder de la enseñanza radica en el docente y el colectivo de estudiantes.

Por otro lado, el crecimiento de los Estados-nación impulsó algunos saberes como la Estadística y la Sociología, todas desde la filosofía positivista. En ese escenario la Educación escapaba a su poder, por lo que fue necesario crear algo que lo arrebatara, dando origen al Currículo como nueva disciplina de las ciencias de la educación. Esta situación, muy marcada en los países anglosajones, terminó convirtiendo la Didáctica en parte del Currículo, devorando así a su progenitora. De esta manera se consiguió que el poder resida en el Estado y no en la escuela. Un ejemplo claro son las educaciones fundamentadas en las teorías del aprendizaje formuladas por investigadores universitarios o de institutos de investigación, como Skinner, Piaget, Ausubel, entre otros.

Aunque ambas perspectivas coexisten, siempre surgen tensiones entre ellas que en ocasiones se agudizan. Por ejemplo su origen, la primera se da en la escuela como núcleo social de las comunidades y la segunda en la academia como centro de poder afin al Estado. Del mismo modo el control lo ejerce la comunidad en el primero mientras que el Estado en el segundo. Las primeras tienden a edificarse desde las necesidades del niño mientras que las segundas desde las necesidades estatales o de los gobiernos del momento. Las unas apuestan por la creatividad docente en tanto que las otras por la rigurosidad de pasos científicos marcados por expertos. Las pedagogías surgidas desde la escuela se difunden con lentitud debido a que suelen ser iniciativas autogestionadas, en cambio las teorías académicas se divulgan fácil y mundialmente debido al poder editorial de las universidades; y así muchas diferencias más.

 La aclaración anterior desvela la dificultad de exponer conceptos de la Educación que derivan en una discusión teórica. La siguiente parte del artículo involucra aspectos sumamente técnicos que obligan a definirlos con prolijidad. Aquello no debe considerarse una exquisitez sino una necesidad por clarificar un tema de gran importancia pero que se resuelve desde la ciencia, por lo que se hará el esfuerzo de esclarecerlo lo más simple posible. Se abordarán conceptos y distinciones entre educación y pedagogía, pedagogía y psicología, pedagogía y ciencias de la salud, entre otros.

 

Tomado de: https://escuelanuevaescuelatradicionalyokasta.blogspot.com/


La política educativa de la Revolución Ciudadana

La introducción del artículo es esencial para entender la política educativa desplegada por el gobierno de la Revolución Ciudadana (RC). Aquí vale distinguir entre educación y pedagogía. La Educación es un producto sociocultural erigido desde las condiciones materiales de una comunidad que involucra mucho más que el trabajo de aula. Los sueldos de los maestros, la formación docente, el diseño de los centros escolares, el acceso y cobertura, procedimientos técnicos, normativas, reglamentos, currículo, entre otros, son aspectos de la educación que estuvieron desatendidos o desactualizados por años y que fueron bien gestionados durante este gobierno. Por su parte, la pedagogía es la ciencia que estudia el hecho educativo, en especial la enseñanza y aprendizaje. En resumen, la pedagogía es una rama de la educación.

De todos los avances de la RC abordaré como ejemplo los procesos y protocolos. Muchas acciones que anteriormente se ejecutaban de manera verbal ahora deben sustentarse en informes escritos que siguen formatos y matrices específicas. Los protocolos son tan detallados que difícilmente uno puede perderse, pero su pormenorización en ocasiones resulta agobiante para los docentes, por lo que muchos optan por evitar dichos procedimientos para no obstaculizar su tiempo personal.

Un aspecto de los protocolos es que los mismos se fundamentan en teorías pedagógicas, pero ¿cuáles? Recordemos las perspectivas educativas analizadas previamente. Las pedagogías elaboradas desde la escuela poseen un fuerte componente inclusivo. La razón se debe a que, como tradicionalmente han sido experiencias privadas o públicas pero en continua fricción con la estructura, han subsistido merced a la aceptación de toda la población infantil posible, sin la exigencia de pruebas de ingreso. Por eso sus métodos siguieron tal experimentación que los fueron puliendo desde la práctica, respondiendo mejor a las necesidades de los niños. Por el contrario, las pedagogías originadas desde la academia propenden a la estandarización, de modo que los casos especiales suelen ser puntuales. Esto denota que las primeras son más inclusivas que las segundas e históricamente han logrado mejores resultados.

Con esta aclaración uno supone que los manuales de Inclusión del Ministerio de Educación del Ecuador (Mineduc) harán notables referencias a autores como Makarenko, Steiner, Pestalozzi, Freinet, Milani, Montessori, entre otros pedagogos de aula que lidiaron a diario con población infantil tan heterogénea en cuanto a necesidades especiales. Lo curioso es que son los teóricos académicos los más referenciados en dichos documentos. Esto sugiere un descuido en cuanto al reconocimiento de la autoridad de unos autores sobre otros en el tema de la inclusión; los sistematizadores del Mineduc denotan también un extravío en el análisis del contexto de la educación fiscal y la necesidad de usar eficientemente los recursos para emplear métodos y teorías más convenientes y eficaces.

Lo explicado es apenas un ejemplo de la distinción entre educación y pedagogía, y el sistema está plagado de estas situaciones. Aunque el gobierno de la RC apoyó la educación creando procedimientos, reglamentos y manuales que no existían, los mismos tienden a conservar filosofías, teorías y métodos pedagógicos poco adecuados al contexto. Es probable que se piense que es mucho mejor poseer estos avances que haber seguido sin ellos. El asunto es que estas distinciones son eminentemente técnicas y se le pasan por alto al ciudadano de a pie, incluso a profesionales de la educación. Referido a ello, otra consecuencia a considerar es la inmovilización de los docentes, es posible que hasta los profesores que se adhieren a teorías académicas deseen experimentar nuevos caminos para solucionar estas inconsistencias, pero permanecer en una zona de confort y el miedo a lo inexplorado sin el apoyo de la estructura, impide una posible solución. Además, el curso a seguir es tan específico que no deja espacio a la creatividad propia de las pedagogías de aula, se vuelve muy cuesta arriba aplicar modelos más afines a la realidad porque tienden a crear roces con el sistema. Lo que el gobierno creó en la educación con la mano, lo borró en la pedagogía con el codo.

 


Narcotráfico y bandas criminales en la Escuela

El análisis realizado hasta ahora es fundamental para explorar la afectación sufrida por la escuela debido al narcotráfico y las bandas delictivas. Aquí también surge una discrepancia técnica en cuanto a la forma de afrontar estos problemas por parte del Mineduc. Todo especialista en terapias con farmacodependientes sabe que los procesos de la voluntad del ser humano se localizan en la zona frontal y prefrontal del cerebro, y que son justamente por donde transitan las vías dopaminérgicas y serotoninérgicas, rutas donde fluyen neurotransmisores vinculados al placer y la emoción, respectivamente. El consumo constante de droga en adolescentes altera estas funciones al punto de “capturar” la voluntad, es decir, el sujeto tiene perjudicada seriamente su capacidad de tomar decisiones; por tanto, aunque esté consciente de lo dañino que resulta consumir drogas, es incapaz de dejarlas. Por eso las terapias más exitosas son las que se realizan en grupo, pues éste se erige como un andamiaje que decide por el sujeto enfermo mientras se desintoxica, pero gradualmente transfiere la capacidad de decisión al individuo cuando haya logrado más autonomía y fortaleza mental. ¿Alguna institución educativa del Ecuador ha planteado convertirse en un colegio-clínica rehabilitadora? Pues no, la manera convencional de abordar esta problemática es con psicoterapias individuales.

Lo explicado desnuda dos cosas, primero la desconexión entre pedagogía y salud mental, hecho pasado por alto por el sistema, más no para las pedagogías alternativas que tienden a ser más audaces y por ello controvertibles. Segundo, así como ocurre con la pedagogía también se repite la misma lógica en la psicología, pues coexisten varios modelos de modo que sólo algunos de ellos constituyen la base teórica y metodológica del trabajo de los DECE con los alumnos consumidores. Hay muchas opciones a las llamadas Clases Asistidas que podrían dar mejores resultados, como por ejemplo la labor que por unos pocos meses desplegó el Colegio Fiscal Aguirre Abad de Guayaquil en el 2014 cuando fue intervenido por el Ministerio, cuyos casos no eran excluidos de la institución sino que recibían clases diarias pero en otras aulas; mejorando su rendimiento académico y llegando a igualar a los compañeros no consumidores. Lastimosamente esta experiencia fue interrumpida abruptamente por el Mineduc, aunque fue sistematizada y presentada en un congreso de Educación. En resumen, la solución a esta realidad de los consumidores adolescentes se ve muy lejana.  

Más allá de todo el conocimiento que puedan adquirir los estudiantes, la escuela tiene un fin superior: el desarrollo de la personalidad y la formación de hábitos. La personalidad es la función que regula e integra nuestros pensamientos, afectos y conducta, es decir, una personalidad sana es aquella cuyo comportamiento concuerda con lo que pensamos y sentimos. Si actuamos de un modo pero pensamos o sentimos de otro, nuestra personalidad está afectada. Esto concuerda con uno de los 4 pilares de la educación: el de Aprender a Ser. Por su parte el hábito se define desde la psicología rusa como el comportamiento producto de un entrenamiento consciente que ha llegado a automatizarse, generando placer en quien lo ejecuta y la necesidad vital de repetirlo. Este concepto es fundamental para entender los hábitos de la lectura, hábitos saludables o el de participar activamente en la vida ciudadana. 

Todo sistema educativo reconoce estas metas, incluso se convencen de que las logra aludiendo a sus cifras; pero cuando hay jóvenes, que no son la minoría, o sus familias y maestros que copian, practican sobornos, plagian sus tesis, son indiferentes a la realidad nacional, muestran escasa educación vial, en fin, que toman decisiones cuestionables, claramente evidencian conflictos de personalidad al estar conscientes de que determinados procederes no son éticamente aceptables, pero sí eficaces para conseguir lo deseado en corto tiempo. Uno de los maestros más exitosos del mundo, Marcelo Bielsa, dice que “en toda tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados”. Al parecer la nobleza es un sentimiento romántico desactualizado, y nos sorprendemos del nivel de corrupción de la clase política, cuando en realidad ha filtrado a toda la sociedad.

En la misma línea, la enseñanza de la lectura no suele rebasar su carácter funcional, o sea, las personas saben leer, pero no lo consideran una necesidad vital que posibilite una ejercitación del pensamiento crítico y el aprendizaje de valores, hecho evidenciado en el índice nacional de lectura (0,5 libros por persona por año), uno de los más bajos de Latinoamérica y el mundo. Los hábitos de vida saludable expresan una perenne contradicción con la elección de alimentos que la población acostumbra, la vida sedentaria y las enfermedades relacionadas a una inadecuada alimentación como la diabetes. La calidad de nuestros gobernantes también constata el escaso compromiso y hábito de los ciudadanos por activar políticamente.

Como contraejemplo se cita la experiencia del Colegio Celestin Freinet de Guayaquil, ahora desaparecido, que incubó una pedagogía que promueve la autorregulación de la personalidad mediante tres ámbitos: la autodisciplina, el hábito lector y la participación ciudadana. La autodisciplina consigue instaurar el hábito de la lectura para formar autodidactas que no necesitan de maestros para aprender, puesto que se bastan a sí mismos. El nivel creciente de lectura, especialmente los temas de actualidad, conduce a una intensa participación ciudadana que fortalece aún más la autodisciplina, el criterio propio y una personalidad sana. Con ello se conquista el pilar del Aprender a Ser a través de una pedagogía que crea una alta autoestima, un sentido de pertenencia, un proyecto de vida y un nivel de consciencia tal que torna difícil que un joven sea seducido por las mafias.


"Las bandas nos han robado a nuestros jóvenes" se suele escuchar, pero ¿no será más bien que el sistema educativo se los ofreció en bandeja de plata? Si bien la RC desarrolló estándares de aprendizaje y un nuevo currículo, desdeñó la formación de la personalidad y de hábitos, pues sus didácticas no blindan psicológicamente a los alumnos. Como sus métodos sólo se enfocan en la transmisión de contenidos y se excluye la detección y reconocimiento de habilidades únicas que a cada educando le permitiría entrenar sus hábitos, terminan por deformar la capacidad autorreguladora de su personalidad. En tanto que la mira del Estado sea resolver el problema con la presencia policial, sin tocar su educación bancaria y obvie la formación de la personalidad y hábitos, que dicho sea de paso sí las portan las pedagogías originadas desde la escuela, la niñez y juventud seguirá sucumbiendo al reclutamiento de bandas.             

En el imaginario de la población el modelo ministerial educativo creado por la RC funciona por cuanto no muestra grietas como el de la Salud, por ello los subsecuentes gobiernos se han sentido cómodos y han evitado cambios sustanciales debido a que sólo fue necesario mantenerlo. Es la razón por la cual, pese a la inminencia de una nueva cita electoral, ningún candidato propone algo trascendental en educación. Confían tanto en la infraestructura, en el “hardware”, que se niegan a aceptar la inexistencia de un “software” apropiado, de un modelo pedagógico que fortalezca la personalidad de los estudiantes para tomar decisiones firmes en cuanto a su autoeducación. Lo expuesto es base para poner en duda de que la escuela sea víctima del narcotráfico y las bandas, y más bien se perfila como una aliada. Se plantea la tesis de que el sistema educativo ampara una pedagogía victimaria, pues se revela como alimentadora de las GDO, que terminan enrolando chicos inseguros, aburridos y sin oportunidades, ya que cualquier cosa es mejor que ir a la escuela. ¡Es urgente la necesidad de un sistema pedagógico transformador que salve a los jóvenes!


viernes, 10 de enero de 2025

TIKTOK O CLICK MENTAL : DEMOS UNA LECCIÓN A LAS ELECCIONES 2025

        Toda ciencia se desarrolla de acuerdo a teorías, por lo que resulta recomendable que toda persona que la explore sea muy cauto en explicitar la teoría desde la cual la analiza. En el caso de las ciencias sociales, como la educación, existen algunas teorías, una de ellas se denomina “Educación Popular”, concepción desarrollada en el contexto latinoamericano principalmente por el pedagogo brasileño Paulo Freire. Un principio de la Educación Popular es concebir al docente como un sujeto que debe poseer cualidades que trasciendan lo pedagógico, en concreto entiende que el profesor debe considerarse también un militante. Aquello se conecta con otro principio: que la educación es un acto político, puesto que su fin es transformar la sociedad. La militancia entonces deviene en un concepto que merece profundizarse. 

        La militancia es una manifestación de acciones grupales concretas encaminadas a la promoción, defensa o lucha por una causa o idea, con un alto grado de compromiso y frecuentemente enlazadas a contextos sociales o políticos. Es posible resumir esta definición en cuatro conceptos claves: grupal, comprometido, lucha y social. Lo grupal se comprende porque una militancia individual es apenas voluntarismo, pero si las acciones se organizan inteligentemente entre los miembros de un grupo, aumenta la probabilidad de que los objetivos puedan ser alcanzados en menor tiempo. Lo comprometido se refiere a la constancia en el tiempo y disciplina del grupo para organizarse y aplicarse en función de una agenda programada. La lucha alude a que la promoción, defensa o combate por una causa implica el enfrentamiento incesante con antagonistas de dichos procesos. Y lo social o político expresa que el fin de todas las acciones es solucionar problemas para mejorar las condiciones de una colectividad. 

        Lo peculiar de este análisis es que dentro de la Educación Popular la docencia y la militancia son roles que coexisten sin importar su jerarquía. Paulo Freire propone que el maestro debe asumir un papel militante por cuanto su función es la formación de ciudadanos para un modelo determinado de sociedad. Pero también un político puede arrogarse un rol pedagógico dado que su acción y comunicación educan a las masas. 

        Partiendo de esta introducción se observa que algunas de las acciones ejecutadas por los candidatos durante el proceso electoral discrepan del concepto de militancia referido. El inconstante activismo y la premura propia de una fugaz campaña electoral hacen dudar de la representatividad de los dirigentes debido a que sólo en estas instancias se vislumbran encuentros con sus seguidores. Por otro lado, el rol de los expertos en marketing político deriva en la selección de públicos objetivos para terminar explotando las redes sociales con TikToks, mensajes banales y ataques a los oponentes, creando la ilusión de familiaridad con los votantes a partir de su participación virtual. Pero todo esto es planificado, pues el interés radica en evitar encarar el planteamiento y esclarecimiento de promesas, lo que empresarialmente se denomina “Know how” (saber cómo). El pueblo tiene una idea más o menos clara de lo que debe hacerse, el problema está en saber cómo hacerlo. El debate de las últimas elecciones del 2023 es un ejemplo de esta inconsistencia por cuanto ningún candidato mostró nitidez al detallar los pormenores de sus planes, ya que lo importante era ganar para después pensar qué hacer. 

        

Autor: Luy     Tomado de https://www.elpuntosobrelai.com/luy-desconocimiento/

Con el objetivo de aportar a la polémica se exhiben ciertas estadísticas, algunas de ellas plenamente divulgadas y otras calculadas a partir de categorías y datos dispersos para este artículo. El promedio de tiempo que los ecuatorianos destinan al uso de redes sociales es de 2 horas y 27 minutos al día. Las dos terceras partes de los ecuatorianos dedican a la lectura de libros y prensa entre 2 a 3 horas semanales, lo que se traduce entre 17 a 26 minutos al día. El tiempo promedio que una persona dedica a conversar cara a cara con otras es de 2 horas y media por día. Por último, el ecuatoriano de a pie consume en promedio 1 hora diaria de política en redes sociales a la vez que suele relegar su participación en eventos políticos. Estos números se interpretan de modo que la lectura formal es mínima en comparación a la información textual y audiovisual de las redes; lo que sugiere que, si la lectura es un intenso ejercicio cognitivo que estimula el pensamiento crítico, el consumo de información desde las redes resulta ser intelectualmente mucho más pasivo. También se observa una relativa equivalencia entre el tiempo de participación en las redes y el destinado a conversaciones presenciales; es decir, le damos casi igual dedicación a nuestros vínculos virtuales como en persona. Una tercera comparación de datos identifica una sustancial discrepancia entre el tiempo de consumo de temas políticos de forma virtual cotejada con su participación real en eventos; lo que sugiere que el habitante común presenta serias dificultades para integrarse a un activismo más visible. Los datos presentados intentan delatar la contradicción entre el mundo virtual y real. Por ejemplo, dado que X es la plataforma más política de todas, cómo se explica que si todo lo que se escribe en ella se transformara en acción militante real, ¿cuántas revoluciones se hubieran realizado ya?   

        Una vez sondeado este contexto político, electoral y educativo, se plantea la pregunta: ¿Qué papel juega la Educación para contrarrestar la ofensiva de las redes sociales con el fin de mantener al electorado desinformado y exento de todo debate serio y profundo sobre las propuestas? La tendencia de todo gobierno que dirige la estructura es de un status quo por cuanto no le interesa remover conciencias que amenazarían su permanencia. Como lo expresa Karl A. Menninger, “lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”; o dicho de otra manera, lo que se le niegue a los niños, ellos lo negarán a la sociedad. Si se les niega la oportunidad de transitar por una educación política militante para aprender a pensar y actuar críticamente, no se formarán como ciudadanos comprometidos. Los gobiernos estudiantiles elegidos en las instituciones educativas replican el modelo social: una campaña electoral festiva de varios días, una elección, celebración y una titubeante administración sin seguimiento ni rendición de cuentas. En síntesis, el sistema diseña para los adolescentes una experiencia política pasajera, sin las esencialidades de una militancia civil, con una asignatura de Educación para la Ciudadanía que no trasciende lo teórico.

        En este punto se revela (¿o rebela?) el deber ciudadano de todo docente, o su indiferencia. Si la estructura es displicente ante una educación política intensa, queda en la decisión de los maestros asumirla. Pero ello implica un “Click” mental, una decisión valiente en virtud de que su rol de agente de cambio se irradia desde las aulas. La insípida educación ciudadana ya quedó desvelada hace mucho tiempo, y agudizada últimamente por la situación de violencia que vive el país, las organizaciones criminales mandan porque la sociedad les dejó el espacio para que se posicionen. ¿Existe alguna esperanza de recuperarla? Siempre la hay, pero debe comenzar cuanto antes. En el presente escenario electoral, y dado que muchos estudiantes colegiales ya sufragan, se vuelve urgente la difusión de espacios de discusión sobre lo que los políticos no están diciendo, y el maestro emerge como la figura idónea para generarlos, pero no para dirigirlos. Es la juventud la que debe descubrir su propio poder y capacidad de construir su futuro mediante el debate y la elección sensata de sus gobernantes.

 

  

"La confianza de la gente en los líderes refleja la confianza de los líderes en el pueblo".  

Paulo Freire

 

jueves, 28 de septiembre de 2023

PEDAGOGÍA WILLIAMS, ECOS DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO


 

    Dentro de la extensa agenda de la Feria Internacional del Libro Guayaquil 2023, se dio un evento llamado “Coloquio sobre el libro Pedagogía de la Denuncia: las experiencias de sus lectores en el aula”. Se trataba de un encuentro entre los lectores del libro y el autor, no obstante, el texto fue una excusa para que se congregue el Colectivo Freinet, un movimiento político-pedagógico nacido desde lo que fue el Colegio Celestin Freinet, lugar donde se originó una praxis-teoría educativa ecuatoriana y latinoamericana denominada Pedagogía Williams, que a paso lento viene difundiéndose mundialmente.

    Esta afirmación no es exagerada, pues se mostraron datos que para muchos fueron inesperados, como el que algunos de los artículos publicados sobre el tema han alcanzado más de 160,000 descargas desde más de 100 países, a las que se suman las dos reseñas del libro en sendas revistas académicas sudamericanas. El número de docentes entusiastas que aplican este método sigue aumentando, censando a 5 docentes universitarios y 4 de colegios fiscales, a parte de las muchas referencias bibliográficas de tesistas de licenciatura, maestría y doctorado. Una información curiosa fue la existencia de distintos programas de formación cuyas planificaciones incluyen el estudio de esta teoría, por ejemplo las de dos maestrías en educación, una de la Universidad Técnica de Manabí y la otra de la PUCE; y adicionalmente la impartición de un curso de verano sobre la Pedagogía Williams en el 2022 por parte de la Universidad Campesina Indígena en Red de la ciudad de Puebla, México. También se informó sobre tres investigaciones realizadas, dos a cargo de la Universidad Casa Grande y otra de la FLACSO. Pero la cerecita del pastel fue la noticia de un proyecto auspiciado por la FLACSO sobre la difusión de este sistema mediante su aplicación en 9 colegios localizados en sectores vulnerables de Guayaquil y Durán. La reunión no terminó en la presentación de datos y estadísticas, también fue un espacio de reflexión y propuestas generadas inicialmente por los panelistas Sonia Venegas, Eduardo Ramírez y Eduardo Molina, pero potenciadas por el público. 

                  Panelistas: Eduardo Molina, Sonia Venegas y Eduardo Ramírez

    Una reflexión surgió desde el concepto proveniente del estudio de la relación entre la escuela y los movimientos sociales, que planteado por el teórico uruguayo Raúl Zibechi, sostiene que se debe educar para los movimientos, en los movimientos y en movimiento. Este principio fue siempre ejercido por el Colegio Freinet por cuanto orientaba su labor a la formación de cuadros que alimenten a los distintos movimientos sociales. Mucho de este trabajo pedagógico se desplegó dentro de otros sectores sociales que luchaban por determinadas causas. El hecho de hacer una educación revolucionaria configuró al colegio como un movimiento social propiamente que se manifestaba como modelo alternativo para la educación ecuatoriana. Sin embargo, la información presentada en el coloquio fácilmente calaba como un ingrediente más de la difusión de la Pedagogía Williams. Es decir, a falta del desaparecido colegio, algunos de sus exalumnos o exmaestros continuaron con sus proyectos de vida estudiando algún posgrado cuyas tesis versaban sobre la referida pedagogía, o se adhirieron a universidades desde las cuales siguen investigando. Lo interesante es que estos productos escritos sirven primero a muchas personas que hacen investigación educativa inicial o avanzada; segundo, la universidad se ve beneficiada de que tales estudios se lleven dentro de sus dominios para cumplir con estándares; y tercero, la producción literaria fortalece a la misma teoría educativa. En síntesis, el denominado Colectivo Freinet ha sumado a su esencia una nueva faceta que lo rebautiza como un movimiento político-pedagógico-investigativo. 

    Desde esta perspectiva, aunque no se haya logrado todavía que alguna universidad embandere a la Pedagogía Williams como una línea de investigación, no ha sido impedimento para su desarrollo. O sea, existe una línea de investigación científica educativa a cargo de un movimiento social, mas no de la academia. El trabajo pedagógico-investigativo debe continuar hasta consumar una conquista política para irradiarse con mayor fuerza.  

jueves, 5 de mayo de 2022

La Lectura: Por una educación inmune a otra pandemia

Pintura: La lectora     Autor: Jean-Honoré Fragonard

    La pandemia demostró que el sistema educativo no está del todo preparado para la educación en línea, y no me refiero a la tecnología ni acceso a internet. Muchas clases virtuales mantuvieron un formato convencional donde los docentes impartían su cátedra en una pantalla-pizarra mientras que los estudiantes escuchaban y/o veían. Dicha práctica suele priorizar la enseñanza al aprendizaje, pues los alumnos conservan su dependencia del maestro, mostrando regular interés en sus tareas y en cómo realizarlas, por ende, tienen serias dificultades para estudiar solos.

    Esta introducción sugiere que no se han desarrollado dispositivos para la formación de la Autodisciplina, que es la capacidad de una persona para autorregular su conducta. Esto se observa claramente en dos momentos, primero en el comportamiento natural de un individuo en presencia o ausencia de la autoridad, y segundo cuando despliega el autodidactismo como método para aprender por sí mismo sin la ayuda de otro. En este sentido el currículo deja que desear en cuanto a la formación de aspectos autorreguladores de la personalidad como la voluntad y el carácter de los educandos.

    Es comprensible que durante la pandemia no podían tomarse correctivos por la premura de atender urgencias tecnológicas. Pero próximos a un retorno presencial parecería que los cambios son más de forma que de fondo, sin embargo, estamos en un momento clave para discutir un giro en el modelo pedagógico del ministerio.

    Nadie duda que la lectura es una actividad que posibilita el desarrollo del pensamiento crítico, la adquisición de conocimientos y la educación en valores. La escuela se arroga la enseñanza de esta función y promueve su uso, pero resulta que aprender a leer no asegura la formación de un lector. El índice de lectura de los países latinoamericanos sigue por debajo del promedio mundial. Entonces, independientemente de los métodos de aprendizaje de la lectura empleados, lo que debería atenderse es la formación del hábito lector.

    Se define por «hábito de la lectura» al autoentrenamiento diario de la lectura, ejecutado con placer y que satisface una necesidad personal. Es decir, debería empezarse por el autodescubrimiento individual mediante el estímulo de la curiosidad, identificación de intereses y la formulación de preguntas como necesidades vitales, de modo que su satisfacción se consuma en la búsqueda de la verdad, el encuentro con los libros y su lectura habitual. Puede que el currículo contemple estos principios pero también muestra discrepancias en los métodos para lograrlos, y es muy entendible porque tales aspectos abordan experiencias muy particulares e íntimas. Una evidencia de lo expuesto es justamente la existencia de personas lectoras que consiguieron serlo no por la escuela, sino a pesar de ella.

La formación de lectores consumados muestra una complejidad que supera la didáctica porque aborda la psicología del sujeto. Además, quien intente asumir la tarea de formar un autodidacta debe lógicamente poseer esa cualidad. Es necesario un debate nacional para transformar una educación inmune a futuras catástrofes y cambios. 

 

 Eduardo Molina Morán

jueves, 19 de diciembre de 2013

LOS PASOS PERDIDOS DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA EN EL TEMA EDUCATIVO


Uno de los principios de la teoría general de los sistemas reza “las partes no pueden comprenderse si se consideran aisladas del todo”. Esta teoría tiene innumerables aplicaciones, en psicología por ejemplo, existe una técnica terapéutica llamada terapia familiar sistémica cuya unidad de análisis es la familia y no el paciente. Desde esta perspectiva, el paciente es sólo el síntoma, el verdadero conflicto radica en la familia, que como un todo, afecta a todas sus partes aunque sólo se haga visible en uno de sus miembros. La mayoría de las veces, esta situación es inconsciente para los demás miembros de la familia, sus conductas se mantienen por esquemas cognitivos o supuestos personales, entendidos como las ideas subjetivas que permiten dar sentido a la experiencia pasada, presente y futura, las cuales muchas veces son distorsiones (Beck et al., 1983). Pero también existen supuestos “sociales” o prejuicios que se presentan en grupos sociales o incluso en las masas.

Esta analogía precedente fue expuesta para explicar que la revolución ciudadana ha aplicado la teoría del buen gobierno con relativo éxito, situación que ha sido reconocida internacionalmente. Sin embargo, parece que la receta no está brindando los resultados apetecidos en materia educativa. Aunque las estadísticas son muy alentadoras, también se ocultan tras ellas algunos problemas sociales evidentes y en crecimiento, como los comportamientos de resistencia de los adolescentes (Calderón, 2013), el micro tráfico de drogas, los aprendizajes y la gestión educativa. Estas fugas que presenta el sistema educativo obligan a analizar los supuestos sobre los cuales está cimentado. Si bien no se percibe mala intención en su construcción, es posible que la soberbia academicista del gobierno y la fe ciega en su modelo, no les permitan dilucidar otras alternativas.    

Como efecto, ¿quién paga las consecuencias? Tal como una cadena alimenticia donde los organismos devoran a sus inferiores, un sistema educativo que exige desde arriba, oprime a todos los subordinados, siendo el último eslabón los docentes y los estudiantes. Los videos de perreadores, la violencia de los adolescentes, etc., no son más que expresiones de un sistema enfermo. Mientras el presidente, el ministro y sus colaboradores intentan localizar la falla del sistema, otro sector de la comunidad educativa tiene la certeza que la falla es el propio sistema. ¿Se formulará el gobierno algún día esta pregunta?

Una educación liberadora, como la que plantea el discurso del presidente, no lo será nunca por decreto. Paulo Freire (2008) analiza que los líderes revolucionarios, por más bienintencionados que sean, si continúan portando al opresor y una visión de control, acaban usando en su acción los mismos métodos empleados en la educación que sirve al opresor. ¿Se convirtió el Ministerio de Educación en el oponente a quien pretende vencer?  


Bibliografía
Calderón, M. (2013). Juventudes en el espacio educativo. Biopolítica y bioresistencia I. https://hypomnemata.jux.com/877901
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1983). Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclée De Bruwer.
Freire, P. (2008). La pedagogía del oprimido. México. Siglo XXI.

lunes, 16 de diciembre de 2013

¿ES EL FIN DE LA EDUCACIÓN POPULAR EN EL ECUADOR?


Desde el año 2012, la Escuela San Daniel Comboni de Fe y Alegría aplica un proyecto de desarrollo del pensamiento lógico coherente con los principios de la educación popular, el mismo que ha posibilitado mejorar considerablemente el pensamiento crítico en los niños y adolescentes, algunos de los cuales han continuado sus estudios en el 2013 en instituciones educativas fiscales. Lejos de considerarlos un mérito, los profesores de estos establecimientos fiscales consideran a estos nuevos estudiantes como problemáticos e insolentes porque se atreven a cuestionar al maestro. Esta situación era muy frecuente encontrarla en el Colegio Celestin Freinet Guayaquil (Molina, 2012), pero cuando los alumnos regresaban a su institución de origen, recobraban su “buen” comportamiento.

En el año 2012, un profesor del mencionado Colegio Freinet desarrolló una experiencia pedagógica significativa de educación popular basada en el impulso del autodidactismo utilizando la asignatura de Física, los resultados demostraron que la capacidad de argumentación y debate generados en la clase de Física era de un altísimo nivel. El profesor aclaró que la esencia de su metodología radicaba en que cada estudiante poseía un libro distinto, ¿qué debate crítico puede surgir de una clase donde todos poseen el mismo libro?, cuestiona el maestro referido. Obviamente un asesor educativo del ministerio criticaría esta clase debido a elementos identificados como la casi nula participación del docente, el incumplimiento del avance de la materia de acuerdo a los tiempos establecidos, y la negación a trabajar con un mismo libro, como es el caso de los publicados por el gobierno.

Para la educación popular, la crítica es la base de la participación ciudadana (Freire, 2008). El desarrollo de la crítica se lo efectúa con la confluencia de opiniones diversas que enriquecen un diálogo de saberes que conduce a los aprendizajes, los cuales en educación popular no se evalúan por conocimientos sino por su empoderamiento. En la medida que los estudiantes valoran sus aprendizajes, ellos logran identificar y diferenciar los buenos maestros de los que no lo son, y como están entrenados en la crítica, participan, cuestión que algunos les incomoda.

Los estudiantes educados en un entorno que promueve la crítica y la argumentación, colisionan con el sistema educativo formal. ¿Cómo espera el presidente generar participación ciudadana si ha implantado un sistema educativo que penaliza la crítica? O la educación popular ya no tiene espacio en el Ecuador, o hay que revisar el sistema educativo. Esta situación supone una confrontación de paradigmas educativos que vuelve urgente su diálogo. ¿Será posible?


Bibliografía
Freire, P. (2008). La pedagogía del oprimido. México. Siglo XXI.
Molina, E. (2012). La experiencia Freinet en Guayaquil: un análisis del currículo actual como base para una propuesta de Pedagogía Popular, en Revista Ciencia UNEMI, núm. 8, pp. 36-45.

jueves, 12 de diciembre de 2013

UNA PROPUESTA PARA LA SELECCIÓN DE INVESTIGADORES EN LA UNIVERSIDAD






En el escenario creado por el SENESCYT para impulsar la investigación, las universidades han aplicado diferentes estrategias para formar investigadores. Si bien se proponen dos visiones sobre este hecho (Molina, 2013), se detalla un planteamiento enfocado en la esfera psicológica como criterio para seleccionar investigadores. Esta idea lleva implícita una crítica a otras propuestas que ven en los títulos acreditados, experiencia docente, tutoría de tesis o proyectos realizados, los criterios idóneos que aseguren calidad en las investigaciones.       

Toda investigación nace de una pregunta, la cual representa un cuestionamiento producto del asombro sobre situaciones que el sujeto no logra explicarse y que simbolizan para él una necesidad resolverlo. Así, hay posturas psicológicas como la de Maslow (1991) que plantea que la motivación tiene como base las necesidades. Esta necesidad de conocer no es externa, obedece a un rasgo de la personalidad que orienta las acciones del sujeto hacia la búsqueda de respuestas a problemas trascendentales para él. En el ámbito de la investigación científica, esta función autorreguladora configura un comportamiento autodidacta que se basa en la formación de hábitos, entendidos como acciones automatizadas cuya ejecución es producto de un entrenamiento consciente, que obedece a una necesidad y se orienta a un fin determinado (Smirnov, 1960). Dentro de los hábitos que componen al autodidactismo están: Capacidad de asombro, lectura, discusión y redacción.

La capacidad de asombro se refiere a la contemplación, observación y análisis de elementos de un fenómeno, es un hábito que refiere mucho a la esfera afectiva, a lo perceptivo, lo sensitivo. Lipman et al. (2002) sostiene que la capacidad de asombro es el requisito esencial y disparador para formular preguntas filosóficas, epistemológicas y científicas. El segundo componente: la lectura reflexiva, se levanta como el hábito que permite dar el primer paso hacia la búsqueda de respuestas a las preguntas auto-formuladas; además, es el ejercicio base para el tercer componente: la discusión. ¿Qué tema podría conversar una persona si ésta no lee? (Molina, 2012). La discusión se alza como el medio que permite contrastar las ideas surgidas desde la lectura, es un medio para pensar, entrenar la argumentación y reconfigurar conclusiones. Por último, la redacción es un medio de expresión y producción de pensamiento (Nickerson et al., 1995), es el ejercicio más complejo porque demanda de la inmovilización de la fluidez del pensamiento; muchos leen y discuten, pero pocos escriben.          

La aplicación de estos criterios para la selección de investigadores se efectúa con técnicas cualitativas como la entrevista. No obstante, aunque la comunidad de indagación es el espacio de crecimiento de este tipo de investigadores, también puede cumplir funciones de evaluación y selección para los mismos. Una adecuada socialización de temas macro sería el pretexto para la invitación a la conformación voluntaria de grupos de indagación, los cuáles determinarían sus reglas para su consecución, ya que son autorregulados.

 Se entiende que esta podría ser una visión romántica de la investigación, pero se sustenta en experiencias reales de la historia de las ciencias como el Círculo de Viena, la Escuela de Frankfut (foto), el Grupo de Yarkov, etc. ¿Por qué no podría hacerse en Ecuador?  


Bibliografía
Lipman, M.; Sharp, A. y Oscayan, F. (2002). La filosofía en el aula. Madrid. Ediciones de la Torre.
Maslow, A. (1991). Motivación y personalidad. Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
Molina, E. (2012). La experiencia Freinet en Guayaquil: un análisis del currículo actual como base para una propuesta de Pedagogía Popular, en Revista Ciencia UNEMI, núm. 8, pp. 36-45.
Molina, E. (2013). Dos visiones sobre la investigación: la supervivencia de la universidad ecuatoriana. Sitio: http://lapizarradelprofesoreduardo.blogspot.com/2013/11/dos-visiones-sobre-la-investigacion-la.html. 
Nickerson, R., Perkins, D. y Smith, E. (1995). Enseñar a pensar: Aspectos de la aptitud
intelectual. Editorial Paidós.
Smirnov, A. (1960). Psicología. Mexico D. F. Editorial Grijalbo.