El encuentro
entre los indios Navajo de Nuevo México y Albert Einstein se considera
histórico porque representó la convergencia de dos tipos de interpretación del
mundo. Mientras que los Navajos eran relativistas naturales desde hacía siglos,
Einstein llegó a la misma conclusión desde la ciencia del siglo XX. En eso
radica la diferencia entre una cosmovisión y una cosmología, mientras que la
primera es una concepción del mundo desde lo intuitivo, perceptivo y emocional,
la segunda lo es desde la lógica, lo racional, lo cognitivo.
Muchas personas desconocen que existe más de una matemática, por
ejemplo, mientras que para la geometría euclidiana las paralelas nunca se unen,
la geometría no euclidiana postula que sí es posible. Comprender estos
conceptos demanda de una gran plasticidad cognitiva, y estas experiencias ponen
en evidencia la formación escolar de los estudiantes. Investigaciones sugieren que
muchos universitarios competentes en la matemática de un currículo oficial, muestran
dificultades para la comprensión de conceptos de mayor nivel, generando
conflictos tanto en su rendimiento académico como en su actitud, incluso algunos
abandonan su carrera por esta razón. Basado en esto, más que el aprendizaje de
una única matemática, sería más conveniente desarrollar la plasticidad del
pensamiento lógico para comprender todas las matemáticas.
El
etnomatemático ecuatoriano Marcos Guerrero Ureña desarrolló una ciencia llamada
Geometría Fractal, la cual se fundamenta en la cosmovisión andina. Los
precolombinos fundadores de esta matemática, en la cual 1+1=4, ya conocían la
serie de Fibonacci antes de la llegada de los colonizadores. Dado que este saber se deriva de una
cosmovisión, su estudio se aborda inductivamente, desde lo intuitivo, desde una
matemática natural y asequible para el inconsciente colectivo de nosotros
los del Sur. Este sapiencia se contrapone a las matemáticas occidentales, que se
abordan deductivamente y son extremadamente lógicas.
Si el deseo del
Ecuador es convertirse en una sociedad del conocimiento, en donde la invención
e innovación son requisitos sine qua non, necesita un sistema educativo que
promueva la capacidad de asombro, imaginación, creatividad e indagación. Estas
cualidades están más relacionadas con la esfera afectiva, y una formación como
la que se intenta proponer, subordinaría lo cognitivo a lo afectivo, cuestión que
desafía a la aplicación práctica del currículo vigente. En este sentido, una
matemática natural estaría mejor posicionada para conseguir estos fines que una
matemática racionalista; además, sería más coherente con el Sumak Kawsay. Complementariamente,
investigaciones psicológicas muestran que aunque existe una integración entre
el pensar, sentir y actuar, el ser humano tiende a actuar más de acuerdo a sus
emociones.
Por lo expuesto,
una educación basada en lo cognitivo creerá que el nivel creativo (afectivo)
del alumno se alcanzará estudiando más libros. En cambio, una educación basada
en lo afectivo pretenderá que la creatividad e imaginación posibilitará en los
alumnos la búsqueda de información y conocimientos. Esta idea enfrenta
paradigmas y enfoques educativos que deben ser debatidos a la luz de resultados
de aprendizajes, experiencias pedagógicas significativas, e interpelando a la
LOEI y al currículo vigente.
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