lunes, 16 de diciembre de 2013

¿ES EL FIN DE LA EDUCACIÓN POPULAR EN EL ECUADOR?


Desde el año 2012, la Escuela San Daniel Comboni de Fe y Alegría aplica un proyecto de desarrollo del pensamiento lógico coherente con los principios de la educación popular, el mismo que ha posibilitado mejorar considerablemente el pensamiento crítico en los niños y adolescentes, algunos de los cuales han continuado sus estudios en el 2013 en instituciones educativas fiscales. Lejos de considerarlos un mérito, los profesores de estos establecimientos fiscales consideran a estos nuevos estudiantes como problemáticos e insolentes porque se atreven a cuestionar al maestro. Esta situación era muy frecuente encontrarla en el Colegio Celestin Freinet Guayaquil (Molina, 2012), pero cuando los alumnos regresaban a su institución de origen, recobraban su “buen” comportamiento.

En el año 2012, un profesor del mencionado Colegio Freinet desarrolló una experiencia pedagógica significativa de educación popular basada en el impulso del autodidactismo utilizando la asignatura de Física, los resultados demostraron que la capacidad de argumentación y debate generados en la clase de Física era de un altísimo nivel. El profesor aclaró que la esencia de su metodología radicaba en que cada estudiante poseía un libro distinto, ¿qué debate crítico puede surgir de una clase donde todos poseen el mismo libro?, cuestiona el maestro referido. Obviamente un asesor educativo del ministerio criticaría esta clase debido a elementos identificados como la casi nula participación del docente, el incumplimiento del avance de la materia de acuerdo a los tiempos establecidos, y la negación a trabajar con un mismo libro, como es el caso de los publicados por el gobierno.

Para la educación popular, la crítica es la base de la participación ciudadana (Freire, 2008). El desarrollo de la crítica se lo efectúa con la confluencia de opiniones diversas que enriquecen un diálogo de saberes que conduce a los aprendizajes, los cuales en educación popular no se evalúan por conocimientos sino por su empoderamiento. En la medida que los estudiantes valoran sus aprendizajes, ellos logran identificar y diferenciar los buenos maestros de los que no lo son, y como están entrenados en la crítica, participan, cuestión que algunos les incomoda.

Los estudiantes educados en un entorno que promueve la crítica y la argumentación, colisionan con el sistema educativo formal. ¿Cómo espera el presidente generar participación ciudadana si ha implantado un sistema educativo que penaliza la crítica? O la educación popular ya no tiene espacio en el Ecuador, o hay que revisar el sistema educativo. Esta situación supone una confrontación de paradigmas educativos que vuelve urgente su diálogo. ¿Será posible?


Bibliografía
Freire, P. (2008). La pedagogía del oprimido. México. Siglo XXI.
Molina, E. (2012). La experiencia Freinet en Guayaquil: un análisis del currículo actual como base para una propuesta de Pedagogía Popular, en Revista Ciencia UNEMI, núm. 8, pp. 36-45.

1 comentario:

  1. Una virtud del ser humano es saber escuchar, valorar lo que le puedan decir, todo con el ánimo exclusivo de mejorar, de trascenderse a sí mismo... Debemos promover, eso sí, una crítica que construya, no que destruya; una crítica que forme, que levante, que desafíe... No debemos perder la esperanza de ver a una sociedad que se desarrolle escuchándose y perfeccionándose en virtud de todo aquello que está llamada a hacerlo...

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